Los cactus y otras plantas suculentas tienen un amplio rango de tolerancia frente a los factores básicos de crecimiento vegetal, como ya te he contado en el artículo publicado en el blog de Desert CITY en marzo ‘20.
Pero el hecho de que toleren casi todo en su hábitat y que nos podamos permitir tener alguna que otra negligencia, no significa que no debamos conocer que es lo que de verdad los cactus prefieren.
Es cierto que mientras otras plantas al menor descuido puedan acabar en la basura, los cactus y otras suculentas pueden aguantar y sobrevivir aún con carencias prolongadas de algunos de sus factores de crecimiento.
Todos los que llevamos tiempo cultivando estas plantas hemos seguido consejos de aquí y allá y de modo empírico hemos experimentado con diferentes tipos o mezclas de medios de cultivo y tierra para cactus hasta encontrar el que mejor se adaptaba a nuestras plantas, a nuestras condiciones ambientales y a nuestras practicas culturales (de cultivo).
Y cuando digo empíricamente es porque, aunque existen algunas publicaciones con evidencias científicas que demuestren que tipo de suelo o sustrato es el que nuestras plantas realmente sueñan con tener, los datos de estas investigaciones publicados en revistas científicas raramente están al alcance incluso de los cultivadores más avanzados.
Cuando tenemos un cultivo de interés agroalimentario o agroindustrial, la ciencia y la tecnología avanzan rápidamente para conocer como obtener mejores rendimientos de cosecha. Y de esto trata precisamente la Ingeniería Agronómica. Pero cuando son plantas cuyo interés es meramente ornamental, la investigación se enlentece o se concentra en las típicas plantas de producción masiva como son la Flor de Pascua, los crisantemos, las rosas, los geranios y otra decena más de plantas populares.
De estas si que existen estudios o ensayos comparativos prospectivos que comparan con ensayos doble ciego (casi como se hace para testar medicamentos en humanos) los resultados de cultivar en un tipo de sustrato u otro. Las conclusiones de estos datos son utilizadas por los grandes productores para cultivar millones de macetas con éxito para distribuirlas en el mercado en fechas concretas de máximo consumo.
Pero en el “submundo” de los cactus y otras plantas suculentas, estos datos científicos sobre que tipo de suelo o medio de cultivo es el mejor, se limitan a las especies de las que existe un aprovechamiento de interés alimentario, textil, etc. mas allá de su interés como planta decorativa. Así se han escrito grandes tratados sobre el cultivo de las opuntias, los agaves, el Aloe vera, etc. porque existe gran demanda de los productos derivados de estas plantas.
Si tecleamos en un buscador famoso de internet “sustrato para cactus” nos vamos a encontrar aproximadamente 1,4 millones de resultados… Todo el mundo opina, todo el mundo da sus propias recetas… y aparecen titulares como “El mejor sustrato para cactus”, “La mezcla ideal para el cultivo de cactus y suculentas”, etc., etc.
En las 5 primeras pantallas te encontraras con los espacios que las marcas comerciales que fabrican este tipo de sustratos hacen para posicionar sus productos. Y entre medias consejos que aparecen en foros o “expertos” que desvelan su formula mágica.
Me cansé de buscar cuando llegué a la pantalla 13 ó 14. Nada interesante o con rigor científico en sus contenidos.
Ahora cuando buscas en ingles y metes “growing media for cactus” te aparecen 22,9 millones de resultados. Y aquí si que ya se empiezan a ver diferentes trabajos de investigación y contenidos más específicos hasta para muchos tipos de cactus en concreto. Esta claro que tanto ingleses, norteamericanos o incluso los australianos se han tomado muy en serio el estudio y la metodología científica para preparar medios de cultivo para cactus en macetas. Pero tampoco está todo escrito.
Y como consecuencia de la falta de verdadera información específica para las más de 2.000 especies de cactáceas descritas, los aficionados nos conformamos con usar medios de cultivo en los que no se nos mueran nuestros cactus. Y en base a un prueba y error continuo en diferentes sustratos y mezclas vamos sacando para adelante a nuestras mascotas vegetales.
Tras superar el proceso de iniciación que todo cactófilo y cactucionista desarrolla en su vida, el gran enemigo, el “coco” que todos sufren en sus carnes (los cactus, digo) es la pudrición a nivel basal y de sus raíces.
Cuando se nos pudre un cactus, instintivamente le hacemos una primera autopsia. Tomamos un palito, un cuchillo o algo así y hurgamos en la zona del cuello y de las raíces. Lo vemos blandito y con el tejido totalmente necrosado y ya tenemos el diagnóstico: ¡HONGOS!
Sabemos que estos microorganismos son el agente causal más frecuente de los fenómenos de pudrición en nuestras plantas. Pero no son los únicos. Algunas bacterias y gusanitos, como los nematodos, también pueden provocar podredumbre radicular y en el cuello de los cactus y otras xerofíticas.
Como es muy frecuente que cuando detectamos este síntoma en nuestra planta, no podamos ver signos evidentes del patógeno que lo ha provocado, lo asociamos con cierto exceso de humedad. Esta retención de agua que podemos detectar en el sustrato y una planta flácida y a veces maloliente nos pueden indicar un ataque fúngico y nos damos cuenta a veces demasiado tarde. Aunque, repito, esa podredumbre podría no haber sido causada por un hongo.
Por ese temor y porque sabemos que los hongos patógenos se desarrollan en condiciones de humedad, regamos muy poco a nuestros cactus. Y además porque relacionamos los hongos con suelos con material orgánico en descomposición, y acabamos optando por usar medios de cultivo carentes de componentes que puedan proceder de materiales vivos con contenido en carbono. Y de aquí surge la tendencia del uso de suelos o sustratos 100% con elementos minerales.
El suelo es el medio natural donde se desarrollan las plantas. Es esa franja superficial de tierra por encima de la roca madre y hasta donde pueden llegar las raíces de los vegetales y donde se asienta la vida. La ciencia que estudia el suelo en sus relaciones e interacciones con otros seres vivos: animales, vegetales y microorganismos es la EDAFOLOGÍA. Y constituye una especialización de la Ecología y de las ciencias agronómicas.
Otra forma de estudiar el suelo es desde su interacción con factores geográficos y climáticos y está encaminada a estudiar el origen del suelo y su formación, denominado pedogénesis. Esta es una especialización de la Geología del cuaternario conocida como PEDOLOGÍA. A nosotros, por lo tanto, nos interesa saber los factores edafológicos y no pedológicos del suelo.
Los suelos en la naturaleza tienen 5 componentes en orden de mayor a menor:
1. Material sólido mineral
2. Agua
3. Aire
4. Materia orgánica
5. Organismos vivos
En promedio, los suelos naturales se componen de aproximadamente 45% componentes inorgánicos, 25% de agua, 25% de aire, y 5% de materia orgánica. El papel del material inorgánico en los suelos naturales es mantener una estructura abierta y rica en oxígeno y añadir estabilidad a medida que los componentes orgánicos se descomponen. Y la función de la materia orgánica en los suelos del campo es facilitar la formación de estructura a través del establecimiento de agregados entre las partículas del suelo y las raíces de las plantas. También la materia orgánica es una importante reserva de nutrientes.
El suelo natural donde habitan los cactus y otras suculentas es de lo más variado. Ya sabemos que no “solo en desiertos vive un cactus”. Encontramos este tipo de plantas también en zonas semidesérticas de clima árido como son los chaparrales, las sabanas y los bosques de matorral xerofítico mediterráneos. Y precisamente España con la excepción de 13 de sus provincias de la Cornisa Cantábrica y Galicia disfruta de ese rango de climas desde subdesérticos, áridos y semiáridos. Y en contra de lo que se cree a nivel popular, los lugares donde vegetan los cactus tienen más contenido en nutrientes y materia orgánica de los que nos quieren hacer creer algunas publicaciones de “expertos”.
Por lo tanto, si cultivamos distintas especies de cactus en nuestros jardines al exterior según los requerimientos bioclimáticos de cada especie, intentaremos recrear un tipo de suelo semejante al que tienen en la naturaleza. Solo habrá que aportarle una “pizca” más de nutrientes y cuidados si queremos que medren de verdad. Porque la mayoría no nos conformamos con que solo sobrevivan…
Pero si los cultivamos en macetas, ese es otro cantar, porque tendremos que “recrear un suelo artificial” en un contenedor de dimensiones reducidas donde TODO CAMBIA. De verdad. Y no sabes cuanto realmente.
Cuando cultivamos nuestras plantas en macetas es donde entra en juego el uso de los sustratos como medio de cultivo.
Se define como substrato en horticultura un medio físico, natural o sintético, donde se desarrollan las raíces de las plantas que crecen en un recipiente, sea contenedor, saco, maceta, etc., que tiene un volumen limitado.
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España (MAPA) la función de los sustratos de cultivo es sustituir al suelo, permitiendo el anclaje y adecuado crecimiento del sistema radicular de la planta. El suelo, factor de producción esencial en la agricultura, actúa como soporte físico de los cultivos y les proporciona los nutrientes, el aire y el agua que precisan. De ello, se desprende la importancia de definir las características físicas, químicas y biológicas de los sustratos de cultivo.
La normativa actual sobre sustratos de cultivo está regulada por:
• Real Decreto 865/2010, de 2 de julio, sobre sustratos de cultivo.
• Real Decreto 1039/2012 de 6 de julio por el que se modifica el Real Decreto 865/2010 del 2 de julio sobre sustratos de cultivo
• Orden PRA/1943/2016 de 22 de diciembre, por la que se modifican los anexos I, II, IV y VI del Real Decreto 865/2010, de 2 de julio, sobre sustratos de cultivo
Podéis acceder a esta legislación en :
https://www.mapa.gob.es/es/agricultura/legislacion/sustratos.aspx
Toda esta normativa regula la producción y comercialización de estos medios de cultivo, de modo que se garantice que los productos que se ponen en el mercado sean agronómicamente eficaces y que eviten sus posibles efectos nocivos en el agua, el suelo, la flora, la fauna y el ser humano. Están amparados en Directivas de la Unión Europea.
Antes de entrar de lleno con los sustratos debemos pensar el porqué no es recomendable usar la misma tierra utilizada para las plantas que se cultivan directamente en el suelo. Seguro que te has dado cuenta de que la tierra que encuentras en el campo es mucho más pesada que la que encuentras en las macetas de planta ornamental. Bien, pues esa es la primera razón por la que los viveristas productores no usan directamente la tierra del campo.
Más peso, significa peor manejo y complica la logística y el transporte. Pero otra razón muy importante es que la tierra no se comporta igual a “suelo abierto” que metida en un recipiente, aunque tenga grandes orificios de drenaje.
Los poros son los espacios entre estas partículas sólidas del sustrato. La mayoría de los medios de cultivo sin tierra contienen entre un 60% y un 80% de espacio total de poros. El tamaño y la distribución de los poros determina:
• la tasa de drenaje, la capacidad de retención y el movimiento del agua.
• el intercambio de aire y oxigeno con las raíces de las plantas y los microorganismos del suelo diámetro.
El tamaño y la distribución de los poros son los factores más críticos en el desarrollo de un medio de cultivo con características físicas óptimas. La cantidad de espacio de aire y poros donde se acomoda el agua está determinada por el tamaño de las partículas de la mezcla del sustrato. Las partículas más grandes o gruesas tienen un mayor porcentaje de espacio de poros de aire, mientras que las partículas más pequeñas o finas tienen un mayor porcentaje de espacio de poros de agua. La proporción adecuada entre los poros grandes (macroporos) y pequeños (microporos) es esencial.
> Una mezcla que contiene partículas gruesas tiene menos poros, pero más grandes.
> Los macroporos permiten que el aire vuelva a entrar en el medio después del riego. Un sustrato para cactus de cultivo en maceta debe contener poros mayores de un diámetro de 0,4 mm para que se consideren macroporos y debe de contener al menos un 30% de aire después del riego. A pesar de perder más agua más rápidamente, los espacios de poros más grandes ofrecen a los cactus más agua disponible en el momento del riego.
>Una mezcla que contenga partículas finas menores tiene más microporos y un mayor porcentaje de espacio de poros ocupados por agua.
Cuando los ápices de las raíces chocan con la Arlita se frena el crecimiento y las raíces se bifurcan haciendo que el entramado radicular sea mayor a lo largo de todo el sustrato, en lugar de acabar saliendo las raíces por el fondo de la maceta. Además, evita que se pierda el sustrato por los agujeros de drenaje y tiene un efecto de amortiguación térmica.
Siempre será conveniente documentarse de los requerimientos específicos de cada especie que cultives. Podrás utilizar un medio de cultivo básico para cactus y suculentas sobre el que podrías ir incorporando ciertos componentes o enmiendas para ir haciendo trajes a la medida.
Pero recuerda que es tan importante el sustrato que elijas como el manejo de cultivo que hagas del resto de los parámetros de crecimiento: luz, agua, temperatura, aire y nutrientes. Todo cambia con la climatología local. En zonas de clima húmedo como es la cornisa cantábrica o Galicia quizá haya que usar materiales constitutivos en la mezcla de sustrato con porosidades más altas que en regiones de clima árido y semiárido, donde seria conveniente que el sustrato retuviera algo más de agua.
También hemos visto la importancia del tamaño de la maceta que utilices e incluso, yo diría del material en la que esté fabricada. Todos sabemos que las macetas de barro de terracota, al ser porosas pueden necesitar ajustes de pH en el medio de cultivo con el tiempo, por el hecho de concentrar sales y provocar toxicidad en las raíces.
Y ahora vamos a ver de que componentes puede estar constituido tu sustrato o medio de cultivo para cactus y suculentas.
Una categorización muy extendida es entre:
• Materiales de origen orgánico.
Muchas veces pensamos en la materia orgánica como los residuos vegetales y animales que incorporamos al suelo. Vemos un montón de hojas, estiércol o partes de plantas y pensamos: "¡Guau! Estoy agregando mucha materia orgánica a la tierra".
Esta cosa es en realidad material orgánico, pero no materia orgánica.
¿Cuál es la diferencia entre el material orgánico y la materia orgánica? El material orgánico para un sustrato es cualquier cosa que estaba viva y ahora no lo está. Para que se convierta en materia orgánica, debe ser descompuesta en humus por la actividad microbiana. El material orgánico es inestable en el suelo, cambiando de forma y peso fácilmente a medida que se descompone. Hasta el 90% desaparece rápidamente debido a la descomposición. La verdadera materia orgánica es estable en el suelo. Está formada por humus que se compone principalmente de ácidos húmicos y fúlvicos y huminas. Por lo general, sólo alrededor del 5% del material orgánico se convierte en materia orgánica estabilizada.
Los sustratos elementales procedentes de la descomposición o procesamiento de plantas o subproductos de origen animal tienen la consideración de componentes orgánicos. Y en esta categoría de sustratos de origen orgánico tenemos: la turba rubia, la turba negra, el compost, la corteza de pino, la fibra de coco, el serrín, etc. Estos a veces contienen cierta cantidad de verdadera materia orgánica en su composición o no.
• Materiales inorgánicos o minerales.
Y en el lado contrario están otros componentes elementales de origen inorgánico o mineral que proceden directamente de los procesos naturales de meteorización de las rocas o del procesamiento por parte de las personas de ciertas rocas o minerales. Por ejemplo: la arena en cualquiera de las granulometrías, picón o lava volcánica (greda/puzolana), Pómice (o púmice), perlita, akadama, celtonita (una de las zeolitas), grava, gravilla de rocas dolomíticas o graníticas.
Cada componente de un medio de cultivo tiene sus características físicas y químicas individuales.
A. Físicas: textura, densidad real y aparente, porosidad, tamaño de partícula, estructura, color, etc.
B. Químicas: capacidad de retención de nutrientes (CIC), pH y la disponibilidad de nutrientes para las plantas.
C. Biológicas: microorganismos presentes y sus relaciones con los elementos minerales, la materia orgánica y las raíces de vegetales.
En la mayoría de las ocasiones los medios de cultivo de cactus y otras suculentas se componen de más de un material. Muchas veces de diferentes tamaños de partícula y esto hace que las mezclas tengan que ser muy bien estudiadas, pues eso va a influir en las propiedades de la mezcla final como es la cantidad de agua disponible, la capacidad de aireación y su pH.
No es gratuito que todo esto este altamente regulado desde el 2010 por el Real Decreto de Sustratos y Medios de cultivo en España. Y que se tengan que mostrar obligatoriamente en las presentaciones comerciales los siguientes datos:
• La densidad aparente resultante de la mezcla.
• El pH.
• La conductividad eléctrica (la concentración de sales que contiene el sustrato).
• Denominación de los principales componentes (con más del 10% v/v), ordenados en proporción decreciente.
Y aconsejan, aunque no es obligatorio detallar los siguientes parámetros en el embalaje.
• Volumen de aire (Capacidad de aire).
• Volumen de agua a 15 y 100 cm de columna de agua (unidades de medición de tensión mátrica del sustrato). Esto es la fuerza con la que la planta tiene que succionar esa agua adherida entre los poros del sustrato.
• Material Sólido %.
• Espacio poroso total. (EPT).
• Granulometría de sus componentes.Lo que se pretende es que los fabricantes puedan mostrar para cada sustrato curvas como la que aparece en el siguiente gráfico, llamada Curva de distribución de aire y agua.
Esta ilustración presenta como un sustrato tras regar a saturación.
1. Primero drena por gravedad a través de la infiltración entre los macroporos.
2. Aparece la capacidad de aire que tiene el medio de cultivo (CA).
3. El porcentaje de agua de fácil disposición (AFD) es la que es retenida en los microporos y es lo que permite a nuestra planta absorber el liquido elemento y los nutrientes disueltos en ella. La mayoría de las plantas succionan esta agua con una fuerza entre los 50 y 100 cm de columna de agua.
4. Cuando esta agua se absorbe, queda un agua de reserva (AR) que es el agua que queda atrapada en los microporos menores de 0,001 mm y suele coincidir con el agua que se acumula en la zona de saturación de las macetas y que acaba ascendiendo evaporación o por capilaridad ayudado con la potencia de succión de las raíces.
5. Cuando el agua de reserva se agota, solo queda el agua fuertemente ligada y de difícil disposición (ADD) a los mas pequeños microporos o incluso a los poros intrapartícula de ciertos componentes de sustrato. Y AQUÍ LOS CACTUS es donde presentan una extraordinaria ventaja, pues a diferencia de las plantas normales, llamadas mesófitas, pueden succionar gran parte de esa agua de difícil disposición. Por eso se llaman XERÓFITAS.