¿CUÁL ES EL MEJOR JARDÍN PARA EL CLIMA EN EL QUE VIVO?
ESE CLIMA CAMBIANTERecientemente un adorable anciano que visitó nuestro jardín me comentaba
“ya no llueve como hace 40 años”.
Y eso lo dijo refugiándose bajo techado mientras arreciaba la lluvia arrastrada por esas tormentas primaverales que tenemos en este entorno climático cambiante. Parece que no son sólo las estadísticas y parámetros históricos de clima, ni son sólo los científicos, si no las personas de la calle las que empiezan a apreciar que el Cambio o la crisis climática es ya una realidad.
Por curiosidad me pasé una tarde entera del domingo siguiente consultando los datos históricos que la Agencia Española de Meteorología (AEMET) tiene en su base de datos. Estuve mirando y analizando las precipitaciones día por día desde la década en que nací hasta la actualidad. Y pude corroborar las palabras del anciano. En los años 60 las lluvias en el observatorio de Madrid Barajas alcanzaban casi los 500 mm o litros/m2 al año. (El día que nací no cayo ni una gota). Y en cada decenio después esta cifra iba disminuyendo hasta la media de los últimos 10 años con unas precipitaciones de 360 mm anuales. Es cierto que algo está pasando en el clima.
Fue en 1996 cuando España se sumó en la lucha Mundial contra los primeros efectos evidentes del cambio climático, siguiendo las directrices de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación publicando finalmente en el año 2008 el Programa de Acción Nacional contra la
Desertificación (PAND). Algunos mapas y datos contenidos en este programa los podemos ver publicados en la web del Ministerio de Agricultura. (
https://www.mapa.gob.es/eu/desarrollo-rural/temas/politica-forestal/pand_agosto_2008_tcm35-177181.pdf)
El 32 % del territorio nacional recibe únicamente precipitaciones entre los 300 y 500 mm al año. Siendo además desigualmente repartidas a lo largo del año, lo que produce en el suelo un
déficit hídrico de varios meses de duración. Es la consecuencia de la influencia del clima mediterráneo, marcado por temperaturas altas en verano que coinciden con la estación más seca del año.
Y el elevado déficit de agua en el suelo puede llegar a ocasionar daños en la cubierta vegetal, aún tratándose de vegetación especializada, que posee mecanismos para combatir esa sequía.
Además, en muchos territorios áridos y semiáridos en España, las lluvias pueden aparecer con marcada
torrencialidad lo que favorece la erosión del suelo y la pérdida de regeneración de muchas especies vegetales.
El mapa incluido a continuación dibuja claramente las zonas en España según lo que se llama
“índice de aridez” (IA) que es el parámetro aceptado mundialmente y que se calcula dividiendo las precipitaciones anuales entre la evapotranspiración potencial producida por el efecto de la evaporación del suelo con la traspiración de las plantas en unas determinadas condiciones climáticas.
Si el Índice de aridez es mayor que 1 el clima será húmedo y si es menor será semiárido o árido. Así exceptuando la cornisa cantábrica y pirenaica y los humedales y cauces de algunos ríos, la mayor parte de España se consideraría semiárida. Teniendo un
riesgo de medio a alto en cuanto a desertificación según zonas.